Víctor Arufe | 30 de octubre de 2018
¿Dónde está el mérito de ganar una competición amateur si para hacerlo es necesario recurrir a pastillas o jeringuillas?
Ya hemos comentado en otros artículos el gran culto al cuerpo que existe actualmente en nuestra sociedad. Sin embargo, hay personas que, a través del deporte aficionado, lo elevan a la máxima potencia y su obsesión es conseguir la colosal expresión de su condición física o musculatura deslumbrando a todo aquel que pase por su lado. Para conseguir esto, hay dos opciones: la vía de un duro y estricto entrenamiento combinado con una planificación minuciosa de la dieta o la vía tóxica y turbia de la aparición del dopaje en el deporte aficionado.
El dopaje en el deporte aficionado ha acaparado el centro de atención de numerosos reportajes y noticias en prensa. Sin ir más lejos, hace poco en un campeonato de culturismo celebrado en Santurtzi (Bizkaia) se produjo el abandono y la retirada masiva de los participantes tras enterarse de un control antidopaje sorpresa, cancelándose posteriormente el campeonato por parte de los organizadores, hecho de dudosa ética profesional.
Pero también en otros deportes, como atletismo, ciclismo, tiro con arco, natación, baloncesto… es posible encontrar casos de dopaje en el deporte aficionado y en sus deportistas. ¿Qué motivo lleva a un deportista que no busca el máximo rendimiento a doparse?
Seguramente el simple hecho de traspasar la línea de lo prohibido, de conseguir mejores registros con menor esfuerzo, de saber que al participar en competiciones no federadas no tendrá que pasar control antidoping… Lo cierto es que la ingesta de sustancias dopantes conlleva el contrato indefinido de duros efectos secundarios a corto, medio y largo plazo, especialmente en el sistema cardiovascular y en el plano psíquico y conductual, pudiendo incluso causar la muerte, además de las posibles repercusiones médicas, mediáticas, éticas y jurídicas.
La Agencia Española de Protección de la Salud en el Deporte (AEPSD) ya tiene un cliente más, el deporte aficionado. Su curso online gratuito “Dopaje. Lo que debes saber”, destinado inicialmente a entrenadores y deportistas de alto nivel, debe popularizarse entre los miles de deportistas aficionados para ofrecer, así, conocimiento básico sobre el dopaje en el deporte aficionado.
Como siempre, lo negativo, lo tóxico y maligno fluye y se filtra en la sociedad más rápido que lo positivo y saludable. No es difícil hacerse en internet con productos dopantes, como tampoco lo es en el barrio del deportista aficionado.
Lamentablemente, la mayoría de los expertos en dopaje y deporte confirman que el Coyote nunca atrapará al Correcaminos. La trampa siempre va por delante, nuevos métodos, sustancias… hacen que, día tras día y año tras año, las agencias antidopaje sigan activas y vivas, buscando las nuevas trampas de los deportistas aficionados al dopaje.
Un buen amigo mío decía que había que desconfiar de aquellas personas cuyo tamaño del bíceps fuese mayor que su cabeza. Un cuerpo nunca puede gobernar una mente. Es nuestra mente la que debemos cultivar con formación e información sobre lo que es bueno y apropiado para nuestro cuerpo. El deporte aficionado no debe buscar el máximo rendimiento, es un momento de ocio, distensión, recreación, de adquisición de valores, de disfrute con amigos y compañeros, en definitiva, el deporte aficionado es, o puede ser, el paso previo al deporte de competición, pero en ningún caso debe ser un eclipsado callejón lleno de jeringuillas, comprimidos y cápsulas.